El polvo le hace daño

Es divertido interpretar. (Luanda le ha explicado que divertirse significa disfrutar y reír de algo que haces) Todos los días en aquel lugar se siente un actor de teatro, interpretando el papel que más le gusta, un papel creado por uniones de comportamientos o pequeños matices de cada persona que ha conocido a lo largo de su vida, ha hecho un maniquí en él. Y aunque le cuesta relacionarse y mucho más evitar la sobre actuación, prefiere actuar a ser como en su mente; el Angelo perdido y herido. Estar perdido es lo de menos, porque se ha sentido así toda su vida, no literalmente como ahora, pero ha sentido día tras día la confusión de ser un humano social. “Los humanos son complicados.” Pero sentirse herido, con sentimientos poco claros, con un vació en tu interior, como si te faltase algo imprescindible, éso nunca lo ha sentido y verse envuelto lo abruma. Por ello la actuación lo distrae, está ocupado con ella y lo demás espera su turno hasta cuando se encuentra sólo.

Hoy es un día agradable, supone que la mayoría de los alumnos saldrán al aire libre, así que decide ir a la biblioteca a leer un poco, da igual que los libros estén en inglés y que extrañe tanto su idioma materno. Ahora es pseudo-inglés y luchará por su patria ¿no? En un tiempo record se encuentra ya ante las estanterías, ante papel que sólo ve para quemar en esos momentos, no obstante, prefiere encender un cigarrillo y quemar otro tipo de papel. No se interna en la biblioteca porque siente respeto ante tantos libros, y el cigarrillo, hasta él mismo, le asusta. No quiere prender fuego al lugar. Da una calada, la última. Lenta, suave, y lo tira al suelo, lo pisa y adiós cáncer al pulmón.

Escoge una esquina lejana y empieza a coger libros, sin mirar los títulos, ni los colores, ni las zonas. Lleva unos 8 en los brazos y sigue así hasta tener una buena pila en su lugar de lectura, su preciosa esquina entre el polvo y otros cuantos polvos echados ahí, por supuesto. Y se siente niño en ése momento, así que construye una base alrededor suyo con los libros, unas murallas de papel escrito, de palabras reunidas. De niño hacía eso, en su habitación, que tendrá menos libros que ése lugar y menos orden también, nunca le ha gustado necesariamente todo en su sitio sino son sentimientos, lo demás puede verse revuelto y solitario. Volviendo a lo anterior, lo hacía para defenderse de sus hermanos y de sus padres. De lo que pudieran pensar de él. Su abuelo le había prometido que era como un campo de energía de superhéroe lector, restringiría todo sentimiento mal sano contra él. Aunque el abuelo decía chorradas a veces, según su hermano ya estaba senil. Sin embargo, Damon, su abuelo, era psicólogo y todos los psicólogos están locos, dando igual si está viejo o no.

“Ahora que lo pienso, abuelo Damon también vive en Inglaterra. Espero que siga siendo psicólogo”

Las pilas de libros se derrumban unas cuántas veces, como queriendo desprotegerlo, y Angelo vuelve a crearlas. Hasta se concentra tanto, que sin querer quema la tapa de un libro cualquiera. “Dejate llevar” se llama. Ríe, nunca ha tenido humor sano, pero en la situación, esa frase pega mucho. Se permite no dejarse llevar, no le gustaría las llamas rojas y naranjas, rodeando los alrededores.

Coge un libro azul marino, de unas 300 páginas y la tira contra una estantería sucia. Las partículas polvo se mezclan con el aire.
-ése te gustará, creo que es un libro de patologías. Puedes encontrar la definición exacta de voyeur- dice con voz monótona. Espiar está mal, ya lo dicen tus padres y la TV. A la TV hay que creerle.

((reservado a Fran, con cualquiera de sus personajes x3. Perdón, no mucho tiempo en pc y también por la forma de narrar, es rara, lo sé. Ahora voy con otro :B))