Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Línea. Así marcaba Abbigail la cuenta que dentro de Moon City llevaban, y aunque cualquiera que oye algo así piensa que se trata de un personaje sacado de Lost, para la castaña estar ahí era algo mucho peor. Día a día intentaba verse simpática y amigable frente a todos, como de verdad era ella, después de todo el resto no tenía la culpa de su apego tan grande a su vida hecha en Londres, y, aunque no era una antisocial como su hermano, aún no tenía alguien que se hiciera llamar amigo. De hecho era algo que ya lo encontraba imposible.
La mayoría del tiempo lo pasaba con Olliver, en su habitación, tocando el piano o con sus compañeros de curso, pero poco tiempo dedicaba a divertirse, lo veía imposible ahí dentro sin poder escapar hacía ningún lado. Las clases tan mal no habían estado y, aunque llevaran pocos días, había aprendido un poco más sobre su habilidad. O, bueno, si a aprender le llaman como florecer una flor de un color normal, en una clase donde todos hacen alguna rareza aún más extraña, sí, había aprendido algo.
Hasta el momento era un día más en aquella isla, en general cada minuto ahí avanzaban más lento de lo habitual pero después de todo, mal tampoco la pasaba, sus compañeros al menos, era entretenidos. O extraños. Fuera lo que fueran, no se aburría con ellos.
Ya cuando eran más o menos las siete de la tarde comenzó escribiéndole una carta a su papá y es que hacían días que no le escribía y con lo sobre preocupado que era, prefería escribir oootra carta más a verlo llegar gritando por que no le había mandado noticias. Con eso, la castaña se colgaba de vergüenza y negaba su descendencia. Tarde o temprano había estado obligada a superar su separación, y ya, con el correr de los días se había mentalizado positivamente, tarde o temprano volvería a su casa, y distrayéndose en Moon City todo pasaría más rápido.
Cuando terminó de escribir su carta, apagó su Ipod y optó por buscar a su hermano. Con lo vago que era –bueno, en comparación a la energía que Abbigail tenía- podía querer mandar algo y probablemente no se “podría” levantar para ir hasta el Correo, el cual quedaba, en un rincón del Instituto. Tiró sus lápices y lo que le había sobrado en un escritorio. -Digamos que el orden y ella no eran buenos amigos- y saliendo de su Habitación dentro de unos minutos se encontraba caminando por los pasillos.
Debo parecer tonta entrando a cada sala sonriente, como si fuera de lo más entretenido, pensó para sus adentros irónicamente burlándose de misma. En eso y entre tanta Sala que había buscado ya, un rayo de luz o quizás el espíritu Santo se había hecho presente, en su ser, tanto así que decidió buscar a “Oli” hasta la Cancha de Basquetball. Hacía un par de días que lo había visto ahí, no precisamente jugando pero bueno… al menos marcaba presencia. ¿Cierto? Era lo más cerca que había estado de un deporte (bueno, esto después lo borro xd)
Cuando salió por su hermano, sonrió agradecida de por fin a verlo encontrado, sentía ya una gran L pegada en su cara por ver como todos le decían ‘¿A quien buscas?’. Y con su carta en mano aún, se acerco hasta donde este se encontraba e intentando, nótese intentando, asustarlo dijo en voz alta. –¡Bu...! Bueno ya ¬¬ fue lo único que se me ocurrió después de buscarte por toda la isla de Lost.- Murmuró por su pésimo sonido para molestarlo. -¿Te estabas escondiendo de mi? ¿Otra vez…?.- Agregó sonriente con voz lastimera, le gustaba molestar a su hermano, aunque pocas veces lo conseguía, y es que aún sabía si era ella la del problema con las bromas aburridas o él siendo tan… bueno, él.
[Yap n.n Siento lo fome x) Pero me iba a sentir culpable si no abría xD Ah! Y mira mi título *-* más ñoño imposible x] ]