Saciando el hambre de conocimiento

Quizás y solo quizás, podía tener la suerte suficiente como para encontrar algún libro que contuviera algo más detallado sobre el ADN, en comparación a lo que ya sabía y repetía junto a sus oraciones diariamente. Era miércoles por la tarde, cuando, tras almorzar y obtener una gratificante tarde libre, caminaba levantando exagerando el movimiento de sus piernas, con sus enciclopedias bajo el brazo, y lentes marco negro de lectura, en dirección a su fuente de entretención. La Biblioteca. Sin embargo, le molestaba mucho que lo eximieran de algunas clases sólo por que “corregía a la profesora”. Que tontería, se decía. Brad no tenía la culpa de “ser un hommo sapiens sapiens superior” como se autodenominaba.

Cuando más o menos le faltaban un par de pasillos para llegar a su propio Parque de entretenciones, cayo en la cuenta de que se le había quedado en la habitación su bolígrafo preferido, tinta azul, punta 0.467, con enchapado en oro y protector de “posibles malformaciones en el dedo índice”. ¡Chispitas! Se había auto insultado para sus adentros antes de sumergirse en un contra giro con sentido a la de re.

Camino, troto, corrió e incluso salto, para no romper con su horario de investigación. Al llegar, tomó aquel lápiz antes descrito, y volvió corriendo hasta su punto de partida. Se peinó con los dedos y un poco de saliva hacía los lados antes de entrar a su templo, y sonrió satisfecho. Dio media vuelta, caminando con entusiasmo en tanto se sumergía en aquel santuario del conocimiento, para dejarse caer sobre una mesa SOLO.

MUY SOLO. Su deseo, era tener, ya saben… un partner, un socio, un amigo, un BF, lo que fuera con quien conversar, y al menos tener contacto a menos de 4 metros. Al sentarse, y tomar un respiro, analizo su alrededor. Alumnos que venían con sus “amigos” o al menos conocidos, cuando el se encontraba ahí, con una de esas bolas de pajas rodando a sus pies. Ya saben, de esas que salen en películas tipo “El oeste”. Si los ratones no le hicieran gritar como soprano, niña, lo aceptaba como amigo, pero nada. Ni eso tenía. Mascotas había tenido, pero en menos de medio mes, cuatro se le habían muerto, y ya su patio, no tenía más espacio para funerales como para comprar otro. Tristes recuerdos que estando con sillas vacías, se le venían a la cabeza.

[PD: Lo sé, no es muy entretenido postear con un ñoño, pero acepto que alguien comente algo, Brad responda "algo" y luego se vaya, o entre otra persona y hablen aparte n.n Sólo tenía ganas de escribir xDDD]